La Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) publica el informe “La transferencia de tecnología y conocimiento universidad-empresa en España: Estado actual, retos y oportunidades”, un estudio coordinado por el Dr. Xavier Testar Ymbert, y que presenta una completa radiografía sobre el estado de la vinculación universidad-empresa española.

El informe ofrece una visión histórica del proceso de desarrollo de la transferencia de tecnología y conocimiento en España y su relación tanto con el marco legislativo como con la introducción del concepto de sociedad del conocimiento en el escenario europeo. En concreto, aborda las características y limitaciones de las principales modalidades de transferencia: la investigación por contrato y la investigación colaborativa, y la venta o licencia de la propiedad industrial generada y la creación de empresas derivadas o science push, en las que el impulso proviene de la misma ciencia, es decir, de los resultados de investigación obtenidos por los grupos de investigación y los departamentos de las universidades.

Hablamos con el Dr. Xavier Testar Ymbert, delegado del rector para Acciones Estratégicas de Innovación de la Universidad de Barcelona y profesor del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular, coordinador del informe, con quien nos gustaría conocer más detalles sobre esta publicación.pin-off. Modalidades denominadas science push, en las que el impulso proviene de la misma ciencia, es decir, de los resultados de investigación obtenidos por los grupos de investigación y los departamentos de las universidades.

P: ¿Cuáles han sido los objetivos de este informe sobre transferencia de tecnología y conocimiento entre la Universidad y las empresas?

R: El objetivo principal del estudio ha consistido en revisar el estado del arte de la transferencia de conocimiento y tecnología universidad-empresa en España, reconociendo los avances logrados pero también analizando las causas de las limitaciones existentes para un mayor progreso de la transferencia en sus distintas modalidades.

P: En este sentido, ¿qué indicadores expresan mejor el análisis que se ha realizado?

R: Son varios los indicadores, pero destacaría principalmente dos de ellos. El primero es la diferencia de comportamiento, desde el inicio de la crisis económica en el 2008, de las distintas modalidades de transferencia de tecnología: una clara disminución, iniciada ya en el 2009, del volumen de la investigación por contrato, en especial cuando no los contratos universidad-empresa no cuentan con ayudas públicas; y la continuidad del crecimiento de las modalidades science push (licencia de patentes y creación de spin-off) hasta el 2010, el cual se ha visto frenado parcialmente en el 2011, según los últimos datos de la Encuesta de la Red OTRI para dicho año, la última disponible.

El otro indicador, muy positivo, es que entre 2007 y 2011 se ha doblado prácticamente el número de comunicaciones de invención por parte de los investigadores a sus oficinas de transferencia de tecnología.

Por tanto, la crisis no ha modificado dicha tendencia lo que, a mi entender, pone de manifiesto el creciente compromiso de los profesores e investigadores con los procesos de transferencia, dado que las comunicaciones de invención, más que los resultados de la investigación por sí mismos, son la verdadera “materia prima” para el inicio del proceso de transferencia por parte de las unidades de transferencia, sea la OTRI u otro tipología de interfaz.

P: En su opinión, ¿cuál es su valoración actual sobre el estado de la transferencia de tecnología en España?

R: Progresa, pero todavía de modo insuficiente. Como he comentado, hay que señalar como hecho altamente positivo el aumento del volumen de comunicaciones de invención en el conjunto de las universidades españolas. Éste es clave, constituye el primer paso del proceso de transferencia y es un hecho que compromete a los investigadores con la Tercera Misión de la Universidad, en línea también con el propósito de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, que entró en vigor en España a finales de 2011.

Sin embargo, a pesar de este dato positivo y del incremento del número de spin off que se están creando anualmente en las universidades españolas, a partir de resultados de la investigación, hay que señalar que el volumen de retornos a las universidades, sea por licencia de patentes o spin-off en cuyo capital participan, todavía es muy bajo. Como también es bajo, como media, el volumen de capitalización que alcanzan estas spin-off, siendo pocas las que, transcurridos cinco años, han aumentado su capital de forma significativa. Una situación que puede ser debida a la escasez de capital semilla y capital riesgo en nuestro país, entre otros factores.

P: Según citan en el estudio, “España ocupa la 10ª posición en el ranking de países según su producción científica y genera aproximadamente un 3% de la producción científica mundial, pero sin embargo ocupa alrededor de la 30ª posición en cuanto a capacidad de innovación. ¿Qué razones aporta el estudio al respecto?

R: Son múltiples las posibles causas, pero sí destacaría las condiciones del entorno, especialmente el nivel de madurez del que a menudo se denomina el ecosistema de la innovación.

Según la encuesta del INE, desde el inicio de la crisis el número de empresas que declaran hacer innovación disminuyó en 2009 y 2010, respecto a las cifras de 2008. Así lo muestran los datos del estudio Indicadores de sistema español de ciencia y tecnología, 2012, realizado por ICONO (FECYT), que junto al bajo porcentaje de empresas españolas que realizan innovación, también ponen de manifiesto la baja intensidad de dicha innovación, el pequeño porcentaje del total de la innovación que representa la introducción de nuevos productos para el mercado, y no sólo para la empresa, o la escasa aportación de los productos nuevos a sus cifras de negocio (alrededor de un 15%, calculado para períodos de tres años).

Fuente: Dr. Xavier Testar Ymbert

Por tanto, estos y otros datos, nos dibujan un tejido empresarial con una débil capacidad de innovación, sin duda muy por debajo de sus posibilidades, lo que conlleva una receptividad limitada para absorber conocimiento y tecnología e incorporarlo en sus procesos productivos. Es decir, desgraciadamente, y sin negar los progresos realizados en la relación universidad-empresa, especialmente en los primeros años del siglo XXI y frenados por la crisis a partir del 2008, el tejido productivo español es poco permeable a la transferencia de conocimiento desde el mundo de la I+D pública.

Este es el aspecto que se destaca en el estudio en relación a la muy distinta posición de España en los rankings de producción científica y en los de innovación: la poca madurez del ecosistema de innovación español como una de las claves de dicha diferencia.

P: ¿Qué papel juegan las OTRI y las Unidades de Interfaz en este contexto?

R: Desempeñan un papel crucial. La transferencia de tecnología es un proceso largo y complejo que requiere tiempo, recursos, capacidad y experiencia, ingredientes necesarios para construir las complicidades necesarias para su éxito. En España, las OTRI proporcionan una atención próxima al investigador, y en su conjunto se caracterizan por una dedicación profesional de alto nivel que resulta clave para el éxito de los proyectos de transferencia, en beneficio de todas las partes involucradas.

En este sentido, es muy importante que las unidades de interfaz se configuren acorde al potencial de transferencia de tecnología de la institución concreta a la que sirven, contando con las capacidades multidisciplinares más adecuadas, en especial en cuanto a número y perfil de los técnicos que componen el equipo y los objetivos marcados. Teniendo siempre en cuenta que, para obtener resultados positivos, la transferencia requiere tiempo y constancia en el esfuerzo, por lo que debe abordarse como una inversión a medio y largo plazo.

El informe dedica un capítulo especial a este tema, “La nueva OTRI. Un impulso necesario para un modelo de éxito”, cuyo autor es Ismael Rodrigo Martínez, coordinador de RedOTRI Universidades. En éste se proponen interesantes ideas para la acción que permitan seguir avanzando y reduciendo el desequilibrio que existe entre la capacidad y calidad de la investigación y su transferencia efectiva al tejido productivo.

Acto de presentación del Informe

P: ¿Cuáles son los principales retos y oportunidades para el Sistema de Innovación español?

R: Sin duda, el reto principal es favorecer una mayor capacidad de absorción de nuevo conocimiento y tecnología por parte de un mayor número de empresas, prerrequisito para incrementar sus capacidades de innovación. Ello constituye un factor importante para la maduración del ecosistema de innovación, aunque sin duda no es el único: también es necesario una mayor capacidad de emprendimiento, desde todos los ámbitos, incluyendo la universidad y el mundo de la I+D de un modo muy particular, o una mayor disponibilidad de capital riesgo, entre otros.

Recordemos la escasez de capital semilla y capital riesgo que tenemos en nuestro país. Se trata de un hecho contrastado cuando se compara con lo que sucede en otros países de Europa (no digamos ya en Estados Unidos), en especial en la franja de los 2 a 4 millones de euros (reconociendo diferencias según el sector del que se trate).

P: Como demuestra el estudio, España cuenta con una amplia experiencia en transferencia de tecnología, son múltiples las buenas prácticas que puede compartir con otros países. En su opinión, ¿qué papel jugamos en la creación del Espacio Iberoamericano del Conocimiento?

R: Es difícil contestar esta pregunta pues la respuesta dependerá del ámbito del conocimiento que consideremos. Las relaciones, tanto de profesores e investigadores como a nivel institucional, entre España y los países de Latinoamérica son múltiples y variadas, también en cuanto a su profundidad.

Dicho esto, pienso que la construcción del Espacio Iberoamericano del Conocimiento es una tarea permanente en la que sin duda las posibilidades existentes y el camino por recorrer son enormes. Considero que impulsar una mayor colaboración e intercambio de experiencias en el campo de la transferencia de tecnología entre los países iberoamericanos aportaría un importante valor añadido a la construcción de este espacio común. La experiencia española puede aportar mucho a este propósito.

Puede consultar y descargar el informe aquí: “La transferencia de tecnología y conocimiento universidad-empresa en España: Estado actual, retos y oportunidades”.

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